El día 2 arrancó a eso de las 12 hs. al igual que el día 1. Fuimos a comer pasta con la familia de Rodrigo, y los ravioles y spaguetis a la bolognesa no se hicieron esperar. El tema fue después de comer, cuando nos agarró una especie de modorra, y más aún viendo como la ciudad de Colón se paraliza después de comer, como si la ciudad completa hiciera la digestión en esas horas nefastas,a sí que, arrastrados por los usos y costumbres, nos fuimos a descansar. Una hora, que pareció un día, recostado al fresco del ventilador y el aire acondicionado fue el resultado final.
A eso de las 16 hs. encendimos nuestros motores y los de las lanchas para dirigirnos nuevamente a la isla San Francisco Sur, con todos los bártulos, pelota de fútbol, gomón, sombrillas, reposeras, equipo de mate, etc. Nuevamente actividades de playa bajo un sol hermoso, nuevamente golpes y más golpes de gomón, y la tristeza de contar las horas para emprender la retirada. Cuando el sol comenzaba a caer juntamos todo y volvimos a Colón, para tomar la ruta 14 (la maldita y fucking ruta 14, llena de camiones, autos, colectivos, maquinarias etc.) rumbo a Buenos Aires (la maldita y querida Buenos Aires). Manejé a un promedio de 80 esquivando camiones, hasta Zárate, donde, ni lerdo ni perezoso, y después de descansar unos cuantos kms., Rodrigo tomó el control de su auto, ya en zona de autopista. Así cualquiera! 2 AM y las calles de Buenos Aires que nos parecen tan llenas de autos, tan llenas de casas, de departamentos, de luces, de gente... Y a pensar el el lunes, empezar a trabajar, volver a la rutina y al trabajo. Con la moraleja "Hay una vida mejor, y está a 300 kms. de Buenos Aires".
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